Detección precoz del autismo en niños de 3 años: señales que no debes pasar por alto
El autismo es un trastorno del desarrollo que afecta la forma en que una persona interactúa con los demás, se comunica y aprende. Los primeros signos de autismo suelen aparecer en los primeros años de vida, y es importante detectarlo lo antes posible para poder iniciar una intervención temprana.
¿Cómo detectar el autismo en un niño de 3 años?
- Dificultad para interactuar con los demás: los niños con autismo pueden tener dificultad para hacer contacto visual, entender las expresiones faciales y el lenguaje corporal, y responder a las señales sociales.
- Dificultad para la comunicación: los niños con autismo pueden tener dificultad para hablar, entender el lenguaje o usar el lenguaje de manera apropiada. También pueden tener problemas para iniciar o mantener una conversación.
- Comportamientos repetitivos o restringidos: los niños con autismo pueden exhibir comportamientos repetitivos, como aleteo de manos, balanceo del cuerpo o repetición de palabras o frases.
- Sensibilidad sensorial: los niños con autismo pueden ser muy sensibles a la luz, el sonido, el tacto o el olor. Pueden reaccionar exageradamente a ciertos estÃmulos o evitarlos por completo.
¿Cuáles son los problemas relacionados con la detección precoz del autismo en niños de 3 años?
- Falta de conciencia: muchos padres y profesionales no están familiarizados con los primeros signos del autismo, lo que puede llevar a un retraso en el diagnóstico y la intervención.
- Estigma: el estigma asociado con el autismo puede hacer que los padres se sientan reacios a buscar ayuda o hablar sobre el trastorno.
- Falta de acceso a los servicios: en muchas zonas no hay suficientes servicios disponibles para diagnosticar y tratar el autismo en niños pequeños.
¿Cómo se puede mejorar la detección precoz del autismo en niños de 3 años?
- Educación: es importante educar a los padres y profesionales sobre los primeros signos del autismo.
- Desestigmatización: es importante desestigmatizar el autismo y crear un entorno en el que los padres se sientan cómodos buscando ayuda.
- Aumento del acceso a los servicios: es importante aumentar el número de servicios disponibles para diagnosticar y tratar el autismo en niños pequeños.
La detección precoz del autismo en niños de 3 años es esencial para poder iniciar una intervención temprana. Si le preocupa que su hijo pueda tener autismo, hable con su médico o con un profesional de la salud mental. Cuanto antes se diagnostique el autismo, antes se podrá iniciar la intervención y mejores serán los resultados.
Como Detectar Autismo En Un Niño De 3 Años
Señales a tener en cuenta:
- Dificultad para interactuar
- Problemas de comunicación
- Comportamientos repetitivos
- Sensibilidad sensorial
Si le preocupa que su hijo pueda tener autismo, hable con su médico o con un profesional de la salud mental.
Dificultad para interactuar
Los niños con autismo pueden tener dificultad para interactuar con los demás de varias maneras.
- No hacen contacto visual: los niños con autismo pueden evitar el contacto visual con otras personas. Esto puede hacer que parezcan desinteresados o groseros.
Por ejemplo, cuando un niño con autismo está jugando con un juguete y entra una persona en la habitación, el niño puede seguir jugando con el juguete y no mirar a la persona.
No entienden las expresiones faciales y el lenguaje corporal: los niños con autismo pueden tener dificultad para entender las expresiones faciales y el lenguaje corporal de los demás. Esto puede hacer que les cueste interpretar las emociones de los demás y responder de manera apropiada.
Por ejemplo, si un niño con autismo ve a alguien sonriendo, puede no entender que esa persona está feliz. Esto puede llevar a que el niño no sonrÃa de vuelta o que responda de manera inapropiada, como riéndose.
No responden a las señales sociales: los niños con autismo pueden tener dificultad para responder a las señales sociales. Esto puede hacer que les cueste saber cuándo es el momento de hablar, cuándo es el momento de escuchar y cuándo es el momento de callarse.
Por ejemplo, si un niño con autismo está en una conversación y la otra persona hace una pausa, el niño con autismo puede seguir hablando sin darse cuenta de que es el turno de la otra persona para hablar.
No saben cómo iniciar o mantener una conversación: los niños con autismo pueden tener dificultad para iniciar o mantener una conversación. Esto puede hacer que parezcan tÃmidos o desinteresados.
Por ejemplo, si un niño con autismo está en una fiesta y conoce a alguien nuevo, puede que no sepa qué decir o cómo iniciar una conversación. Esto puede hacer que el niño parezca tÃmido o desinteresado.
Si le preocupa que su hijo pueda tener dificultad para interactuar con los demás, hable con su médico o con un profesional de la salud mental.
Problemas de comunicación
Los niños con autismo pueden tener problemas de comunicación de varias maneras.
Dificultad para hablar: algunos niños con autismo no empiezan a hablar hasta los 3 o 4 años, o incluso más tarde. Otros niños con autismo pueden hablar, pero tienen dificultad para usar el lenguaje de manera apropiada.
Por ejemplo, un niño con autismo puede usar un lenguaje muy formal o técnico, o puede usar palabras de manera incorrecta. También puede tener dificultad para entender el lenguaje figurado, como los chistes o los refranes.
Dificultad para entender el lenguaje: los niños con autismo también pueden tener dificultad para entender el lenguaje. Esto puede hacer que les cueste seguir instrucciones o entender lo que se les dice.
Por ejemplo, si un niño con autismo está jugando en el parque y su madre le dice “ven aquÔ, el niño puede no entender lo que su madre le está diciendo. Esto puede llevar a que el niño no responda a su madre o que responda de manera inapropiada.
Dificultad para iniciar o mantener una conversación: los niños con autismo también pueden tener dificultad para iniciar o mantener una conversación. Esto puede hacer que parezcan tÃmidos o desinteresados.
Por ejemplo, si un niño con autismo está en una fiesta y conoce a alguien nuevo, puede que no sepa qué decir o cómo iniciar una conversación. Esto puede hacer que el niño parezca tÃmido o desinteresado.
Si le preocupa que su hijo pueda tener problemas de comunicación, hable con su médico o con un profesional de la salud mental.
Comportamientos repetitivos
Los niños con autismo pueden exhibir una variedad de comportamientos repetitivos, incluyendo:
Aleteo de manos: algunos niños con autismo aletean las manos de manera repetitiva. Esto puede ser una forma de autorregulación o de expresar emoción.
Balanceo del cuerpo: algunos niños con autismo se balancean de un lado a otro de manera repetitiva. Esto también puede ser una forma de autorregulación o de expresar emoción.
Repetición de palabras o frases: algunos niños con autismo repiten palabras o frases de manera repetitiva. Esto puede ser una forma de comunicarse o de expresar emoción.
Juego repetitivo: algunos niños con autismo juegan de manera repetitiva, a menudo con los mismos juguetes o de la misma manera. Esto puede ser una forma de autorregulación o de expresar emoción.
Los comportamientos repetitivos pueden ser una forma de que los niños con autismo se autorregulen o expresen sus emociones. Sin embargo, también pueden interferir con el aprendizaje y la interacción social.
Si le preocupa que su hijo pueda exhibir comportamientos repetitivos, hable con su médico o con un profesional de la salud mental.
Sensibilidad sensorial
Los niños con autismo pueden ser muy sensibles a la luz, el sonido, el tacto, el olor o el sabor. Esto puede hacer que se sientan incómodos o incluso doloridos en situaciones que a otros niños no les molestan.
- Sensibilidad a la luz: algunos niños con autismo son muy sensibles a la luz. Pueden entrecerrar los ojos, taparse los ojos o evitar mirar directamente a las luces brillantes.
Por ejemplo, un niño con autismo puede tener dificultad para jugar al aire libre en un dÃa soleado porque la luz del sol le resulta demasiado brillante.
Sensibilidad al sonido: algunos niños con autismo son muy sensibles al sonido. Pueden sobresaltarse o molestarse por ruidos fuertes, como el sonido de una sirena o de una aspiradora.
Por ejemplo, un niño con autismo puede tener dificultad para dormir en una habitación donde hay ruido de tráfico.
Sensibilidad al tacto: algunos niños con autismo son muy sensibles al tacto. Pueden no gustarles que les toquen o que les abracen, y pueden reaccionar negativamente a ciertos tipos de telas o texturas.
Por ejemplo, un niño con autismo puede tener dificultad para llevar ropa ajustada o que le pique.
Sensibilidad al olor: algunos niños con autismo son muy sensibles al olor. Pueden ser capaces de detectar olores que otras personas no pueden detectar, y pueden reaccionar negativamente a ciertos olores.
Por ejemplo, un niño con autismo puede tener dificultad para comer ciertos alimentos porque el olor de esos alimentos le resulta demasiado fuerte.
Sensibilidad al sabor: algunos niños con autismo son muy sensibles al sabor. Pueden ser reacios a probar nuevos alimentos, y pueden tener dificultad para comer ciertos alimentos porque el sabor de esos alimentos les resulta demasiado fuerte o desagradable.
Por ejemplo, un niño con autismo puede tener dificultad para comer verduras porque el sabor de las verduras le resulta demasiado amargo.
Si le preocupa que su hijo pueda tener sensibilidad sensorial, hable con su médico o con un profesional de la salud mental.